En una tierra rica de historia, conviven armónicamente el moderno con las tradiciones, aún fuertes. Deporte, playa, gastronomía y diversión, así como cultura, flamenco y fiestas tradicionales son lo que hace que Marbella y la Costa del Sol sean un lugar único e inolvidable.
Dominada por diferentes poblaciones a lo largo de las décadas, se conservan trazas de su historia. Los principales monumentos se hallan en el monte Gibralfaro y en sus alrededores. El castillo que corona el monte fue construido durante la dominación árabe sobre una base fenicia y constituye un espectacular mirador sobre la bahía. A los pies del monte se encuentran la Alcazaba, el palacio fortaleza nazarí y el teatro romano, que remonta al siglo I d.C. En el periodo sucesivo a la reconquista cristiana se construye la Catedral de la Encarnación. De estilo renacentista, es conocida como “La Manquita” por la falta de una de sus torres. Junto a la Catedral se hallan el Palacio Episcopal, famoso por su elaborada fachada barroca, y la Iglesia del Sagrario. Otros ejemplos de arquitectura religiosa son las iglesias, en estilo gótico-mudejar, de San Juan, de los Martires, de San Lazaro y de Santiago. Ésta, la más arcaica (1490), se erige sobre una antigua mezquita.
De épocas anteriores son el Palacio de Zea-Salvatierra (siglo XVII), el Palacio del Marqués de la Sonora, la Casa Barroca de las Atarazanas, el Palacio de Valdeflores, la Casa del Consulado y el Palacio de Villalcázar (siglo XVIII).
Entre los edificios de carácter civil, destacan, por su numero, aquellos realizados entre el final del siglo XIX y el principio del siglo pasado. Entre los más emblemáticos hay que mencionar los Almacenes Félix Sáenz, los Mercados de Atarazanas y de Salamanca, el Palacio de Miramar, el Palacio de la Tinta, el Edificio de viviendas “Desfile del Amor”, la Tabacalera, el Colegio del Mapa y la Junta de Obras del Puerto. De épocas anteriores son el Palacio del Marqués de la Sonora, la Casa Barroca de las Atarazanas, el Palacio de Valdeflores, la Casa del Consulado, el Palacio de Villalcázar (siglo XVIII) y el Palacio de Zea-Salvatierra (siglo XVII). Ejemplo más importante de arquitectura señorial del siglo XVI es el Palacio de Buenavista, edificio renacentista que acoge el Museo Picasso. En éste están expuestas más de 200 obras del artista malagueño, que van desde sus inicios académicos hasta las ultimas pinturas realizadas en los años setenta. Además, en el interior del palacio, se pueden visitar restos fenicios encontrados durante la restauración del palacio.
Un paseo por el Parque de Málaga es etapa obligatoria: en los ochocientos metros de longitud de este jardín botánico subtropical paralelo al puerto, se puede escoger entre tres paseos jalonados con estatuas y pequeñas estancias. Junto a este parque se erigen otros dos jardines históricos: los Jardines de Puerta Oscura y los geométricos Jardines de Pedro Luis Alonso. Además de éstos, en la ciudad de encuentran el Jardín Botánico de la Universidad de Málaga, el Jardín Botánico de la Concepción, los Jardines de la Finca San José, el Jardín Histórico el Retiro y el Jardín Histórico la Cónsula.
Málaga, como en toda la Andalucía, las fiestas tradicionales revisten una importancia significativa. La patrona de la ciudad, la Virgen del Carmen, se celebra el 16 de julio con dos procesiones - una terrestre y otra marítima - de imágenes bajo la advocación de ella, considerada protectora de los marineros.
Fuegos artificiales, flamenco y desfile de caballos andaluces caracterizan la Feria de Agosto, la fiesta de verano que tiene lugar del segundo viernes de agosto hasta el domingo de la semana siguiente. Imperdible es la Semana Santa de Málaga, reconocida de interés turístico internacional desde 1965.
Representativo es El Verdial, una manifestación propia de la cultura popular malagueña, de una cultura campesina cuya origen es ignota, debido a la falta de documentación escrita y de referencias históricas. Los verdiales son un cante, un toque y un baile que parecen ser anteriores al Flamenco. Parecido a éste, se diferencia del flamenco, por un lado, por el numeroso acompañamiento de cuerdas y percusión (violín, laúd, guitarra, platillos y pandero) que denotan influencia árabe; y, por otra, por ser un cante hecho para bailar. La fiesta Mayor de Verdiales tiene lugar el 28 de diciembre.