Barcelona cuenta con un perfil que sigue el ritmo hipnótico del arte de Antonio Gaudí. Considerada una de las más grandes figuras de la arquitectura mundial, Gaudí es reconocido por un estilo único y distintivo.
Nacido el 25 de junio de 1852, es el máximo exponente del modernismo catalán, y ha inspirado a generaciones futuras, siendo el precursor de muchos artistas vanguardistas del siglo XX.
Gaudí y Barcelona no se pueden separar el uno del otro: Te sentirás involucrado en cualquier parte de la ciudad por sus líneas tradicionales y figuras, una boda entre las formas urbanas y naturales. La atención de Guadi siempre fue guiada hacia el mundo orgánico, inspiración inagotable para sus obras.
Además de Parque Güell y Sagrada Familia, podrás encontrar en Barcelona dos de sus obras más representativas: La Casa Mila, conocida como La Pedrera y la Casa Batlló.
Ambos edificios están situados en el precioso Paseo de Gracia, la calle más cara en Barcelona. Subiendo desde la Plaza Catalunya, la Casa Batlló es la primera que vas a poder ver.
Casa Batlló, ahora propiedad de la familia Bernat, los antiguos propietarios de la Chupa Chups Company, fue construida en 1877 y de los años 1904 a 1906 fue restaurada y remodelada por Antonio Gaudí y Josep Maria Jujol. Los lugareños llaman a este edificio "Casa dels ossos" (Casa de los Huesos), puesto que las columnas en el fondo se parecen mucho a huesos, algunos de los balcones tienen una estructura parecida a la de las costillas y otros a la zona de los ojos en un cráneo.
La propia fachada brilla en varios colores - de oro a azul verdoso, todo con pequeños azulejos de mosaico que parecen escamas de pez. Típico de Gaudí, las líneas rectas son evitadas siempre que sea posible. El techo colorido recuerda la piel de un reptil y se dice que representa la historia de San Jorge (patrón de Barcelona) y el dragón. Los huesos y los cráneos de la fachada representan las víctimas del dragón. También la escalera en el interior se parece al lomo de un animal grande.
El exterior de la Casa Batlló es impresionante, al igual que su interior. No verás líneas rectas, todo son formas redondeadas y naturales. Se hace evidente que Gaudí prestó especial atención a todos y cada uno de los detalles: el suelo de madera, hermosas ventanas, las paredes y el techo e incluso el sistema de ventilación asemeja las branquias de un pez. En el interior también hay un museo con muebles que Gaudí diseñó, y una tienda de recuerdos.
En la terraza de la azotea podrás encontrar hermosas chimeneas y decoración con mosaicos y por supuesto una gran vista sobre el Barcelona.