Eixample, que significa "extensión" y se pronuncia "laschampla", fue construido en la segunda mitad del siglo XIX según el diseño del ingeniero Ildefons Cerdà. Se distingue por sus amplias calzadas de tamaño uniforme y sus manzanas octogonales diferenciadas. Es conocido por albergar la mayoría de los tesoros del arte contemporáneo de Barcelona y por ser un barrio elegante con tiendas y residencias de lujo. Si bien es una zona tranquila y segura de la ciudad, hay una amplia cultura de cafés y una emocionante vida nocturna. Un barrio que vale la pena explorar.

El Eixample se divide en seis barrios, cada uno con su propio encanto distintivo.

La Dreta de l'Eixample, que comienza en la Plaça de Catalunya y se extiende a lo largo del Passeig de Gràcia, alberga algunas de las mayores obras del modernismo, como la Casa Batlló y la Casa Milà, también conocida como La Pedrera. Por su actividad turística y comercial, sigue siendo un centro vital de la ciudad en la actualidad.

Antiga Esquerra de l'Eixample es un tranquilo barrio residencial en el que predomina la arquitectura neorrománica de la Universidad de Barcelona en la Gran Vía. Alberga el Hospital Clínic y la Facultad de Medicina.

El espacio público más conocido de Nova Esquerra de l’Eixample es el Parc de Joan Miró, la plaza de toros Las Arenas, hoy convertida en centro comercial, y la Casa Golferichs.

Sant Antoni, situado entre el Paral·lel y la Gran Vía de les Corts Catalanes, cuenta con un importante y activo movimiento asociativo, siendo su centro simbólico el antiguo Mercat de Sant Antoni, uno de los mercados más destacados de la ciudad.

El barrio de la Sagrada Familia está centrado en la enorme basílica de Antoni Gaudí, un hito arquitectónico de fama mundial.

El barrio de Fort Pienc, situado entre la plaza de les Glòries y el Passeig de Sant Joan, cuenta con dos equipamientos culturales emblemáticos: el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) y el Auditori, además del distintivo Mercat dels Encants.